Si, gracias

Lulú triunfa en Hollywood

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Tome asiento

Lulú presenta

Y también: Anacronismo!

Para la hora del té

Funciona con monedas

Desquiciados

Mi casa de muñecas

El mundo exterior

Ayúdame a conquistar el mundo

Pinceles

Iglesia del Monstruo de Spaguetti Volador

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Sirenas

Un castillo de algas y magnitudes colosales. Colosales tridentes y caracolas. Una perlita pequeña y helada. Dorsales, corales, morales. Burlescos colores de pegajoso hedor y hedores multicolores. Un castillo de algas y anémonas rojas, de burbujas y de sangre. Maderos podridos y doblones de oro. Los clavos tocan la arena como lluvia oxidada. El pez payaso muerde la manito con la perla atrapada. Corre un poquito de gritos hasta que la sal los extingue. Corre un poquito de sangre hasta que el agua la diluye. Una sirena contenta y una esposa ignorante. Pelos y algas, dientes y arena, brazos y peces. Cerveza salada. Carne seca nuevamente humectada, esta vez mucho más inflamada. Sopa de galletas añejas y ropa de marinero. Dos sirenas contentas y un esposo ignorante. El barco está envuelto en llamaradas de espuma. Espuma embrujada por tres sirenas contentas y un capitán ignorante. El tesoro de los hombres son cáscaras de plátano para Poseidón, el tesoro de Neptuno son las cáscaras de hombre. Cien sirenas contentas y 28 hombres ignorantes.

Lulú triunfa en Hollywood6:56 p. m.
10 galletitas
El Hombre de Acción
Hoy encontré a Jesucristo.

Venía envuelto en plástico transparente, adentro de la caja de cereales. Gratis.

"El tamaño del objeto no es necesariamente el mismo del dibujo". Eso decía al lado del dibujo del Jesucristo Intergaláctico. Y tenían razón. A mi me salió el Jesucristo Safari. Yo quería el Jesucristo Jacques Cousteau, porque tira agua por la boca.

Este muchacho está buscando venganza, de eso estoy segura.

De esta no me salvo, parece.
Lulú triunfa en Hollywood3:12 p. m.
11 galletitas
Anacronismo
De aquí hasta que a Lulú se le pase el sindrome premenstrual crónico, pueden empezar a visitar esto:

Anacronismo

Auspiciado por Lulú Herself. Para los que tienen lana en la cabeza y dardos en las manos (pero no se atreven a lanzarlos).
Lulú triunfa en Hollywood1:49 p. m.
3 galletitas
Mi ya no tan querido Aldous:

Debido a la inquietante cantidad de tiempo que pasé sin enterarme de tí, una fría noche decidí ir a buscarte a la guerra. Mi amor por tí era más grande que cualquier tanque, mi corazón llegaría más lejos que una bala del enemigo. Pero las cosas no resultaron como las esperaba, más bien mi travesía se transformó en una serie de calamidades que paso a narrar brevemente, pues nunca más deperdiciaré ni siquiera un centímetro de mi cuidadosa caligrafía en ti, sucio Aldous.


Me escapé de mi casa por la ventana. Bajé por el rosal y me corté la mano con la cual iba a darte la sopa con mucho cariño. Luego corrí tan rápido como pude en la oscuridad, para que mi tía no fuese a encontrarme. Cuando llegué al puerto no solo tuve que aguantar el hedor a algas gelatinosas de los marineros, sino que tuve que invitarlos a todos a una ronda de cerveza y bailar sobre la mesa para que me llevaran en sus barquitos de papel al otro lado del mar, pero los bailes de salón que me enseñó mi prima al parecer no sirven para estas ocasiones (y dudo que los vaya a necesitar alguna vez). Así que claro, tuve que cruzar a la otra costa nadando. Ahí perdí mis zapatos, peleando con una sirena que se enfureció al darse cuenta de que no era un apuesto marino recién naufragado.

Una vez en las tierras del país extranjero, tuve que cruzar todo el maldito campo de batalla ensuciándome el vestido con la sangre y mierda de los guerreros fallecidos. Incluso una astilla de fémur me entró en el ojo derecho. Ahora sí que tengo una excusa válida para utilizar el parche en el ojo.

Te busqué en cada hospital y tienda de campaña. Desesperada por no encontrarte continué mi búsqueda en fosas comunes y zanjas al lado del camino.

Adolorida, cansada y manchada. Aún así nunca me detuve.

Por si fuera poco, algún estúpido miope y probablemente lobotomizado militar me disparó en la pierna izquierda. Resultado: pierna amputada. No me queda otra que olvidarme de los bailes de salón, ¿ahora lo ves?.

Después de 5 meses de rehabilitación, cuando había perdido todas mis esperanzas de encontrarte y finalmente casarme contigo, llega el día en que me entero de tu paradero.

¿Y donde es que te encuentro? En una sucia, vieja, sobrepoblada y barata casa de putas. Eres un cliente asiduo, me dicen por ahí. Así que, mi ya no tan querido Aldous, podrás imaginar que ya no voy a casarme contigo. Pero no te preocupes, tu puedes seguir coleccionando enfermedades y bichos en tus partecitas, porque yo continuaré tomando el té a la misma hora, después bordaré un rato con mi tía y en la noche mi prima me enseñará a bailar con la pata de palo. Y soy bastante buena en eso, para que sepas.

Te odio, Aldous, pero también te quiero. Espero que no me veas nunca más en tu vida, pero ten por seguro que yo te veré más veces de lo que esperas.

Ya no tan tuya, Helena
Lulú triunfa en Hollywood2:34 p. m.
7 galletitas
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nuestros ojos cansados ganaron otra vez porque sabes que una vez que tocas todas las combinaciones musicales posibles no queda nada más que hacer que comenzar a tocar fuera de tono y cuando corres por las calles con las ratas persiguiendo el desentonado sonido de tus instrumentos rotos te das cuenta de que tu oportunidad ya pasó pero nadie te escuchó pues metían mucho ruido intentado hacer sonar progresiones perfectas

Lulú triunfa en Hollywood2:03 p. m.
3 galletitas
Rebelión

Nada en particular. Con suerte una taza de café y una mirada al espejo del ascensor para cerciorarme de no haber perdido nada la noche anterior. A veces desearía que fuesen diferentes, me conformaría incluso con algo trillado y cinematográfico, ya saben, huevos revueltos y frutillas. O media botella de Vodka.

Sin embargo debo confesar que mis mañanas no son peores que mis noches. Son aburridas, lo admito, pero sangran menos.

Mis noches sí son peculiares. Comienzan en el momento justo en que los temblores brotan de mis manos, vibrando como las cuerdas de un piano viejo. De un piano cuya melodía está a cargo de una señora delgada, cubierta por finísimos vellos blancos. Perturbada y desequilibrada, por supuesto. Colmada de visiones y verdades.

Cuando mi piel se ilumina con las ampolletas, segrega el líquido de todos mis miedos. Los malditos salen de las cuevas porosas de mi cutis, reuniéndose en sindicatos de odio y catástrofe.

El sonido de mis neuronas conspirando con sus sinapsis coléricas me altera.

Mis mañanas son completamente fastidiosas, pero las peleas nocturnas ya son insoportables.

Mi cuerpo, impertinente, se aprovecha de la desagradable situación de medianoche para hacer todos sus descargos.

Después de la agotadora jornada noctámbula, cuando despierto al día siguiente para iniciar mi nada particular rutina, no puedo quejarme. Una mañana repetida es mejor que una noche de pesadillas, tal como una uña de menos es superior a una paliza.

Lulú triunfa en Hollywood10:35 p. m.
8 galletitas
Larga vida al Rey

Y caminar por ahí era como ser un gigante huyendo por una ciénaga. Un lodazal de alucinaciones. Es un charco pegajoso fabricado con cuero.

Aun le quedan algunos pelos. Es gracioso, porque sigue creciendo, aun después de la muerte. Aparece en lugares inesperados. Parajes inhóspitos, en territorios lejanos y salvajes.

Ni agua ni lejía pueden hacer que se vea mejor, solo empeoran su textura de frío escandinavo.

Un imperio construido sobre fuego y sal, hoy es un minúsculo pueblo de amoníaco, tesorero de ébano y témpanos.

Su pasión fue absorbida por la impaciencia fermentada del tiempo.

La tierra se come sus manos y exige diamantes. Los gusanos, raíces del infierno, nacen en los pozos y las torres.

Patria de larvas y moscas, fría y pegajosa, con la piel vestida de negro y azul, con la sangre petrificada y la mirada devorada.

Dios salve a la Reina.

Larga vida al Rey.

Lulú triunfa en Hollywood5:58 p. m.
4 galletitas
De laberintos, colchones y ventanas
Unas cervezas, un limón y dos patadas en lo riñones. Es todo lo necesario. Quizás un poco de rimel, o incluso labial. Y así nos tiramos en mi colchón. Mientras realiza las inspecciones necesarias, me vuelvo a esconder en el pasillo. Lo miró con el rabillo del ojo para saber cuando termine de mover sus dedos ahí abajo. Él es una ventana, definitivamente. A veces me tocan unos que son puerta. Una vez me llevé a uno que era interruptor. Aún no encuentro al de los cimientos. En fin.
Ahí estábamos los dos juntos, y ahí estaba yo sola caminando, hasta que él volvía a tocar el timbre y yo volvía para que estuviésemos los dos ahí juntos.
Entonces a mí me daba el miedo y más me perdía y más temía y él más gemía. Ellos no entienden que soy un laberinto. ¡Un puto laberinto!, ¿tanto les cuesta?. Obviamente no soy de esos laberintos de hojas trepadoras y rosas que adornan el jardín, por la simple razón de que necesariamente debe existir alguien que le dé forma a la hiedra y pode las rosas, ergo, hay alguien que lo conoce a cabalidad. Digamos que soy un laberinto antiguo que un albañil ciego construyó hace miles de años, que pereció perdido en su propia creación. Y si al obrerarquitecto lo mata su obra maestra, no existe nadie más en la tierra capaz de comprender al animal. A no ser que seas un maldito psiquico, con lo cual no tendrías ninguna oportunidad pues todos los psiquicos son farsantes y deberían ahogarse en su propio vómito y arder en el infierno y tomar té todas las tardes con una señora con pantys de lana. De Lava. Helada.
Y ahí estábamos los dos juntos, en el colchón. Él una ventana, recuerda, yo un laberinto. Todo está oscuro y tengo rabia, porque una ventana no es necesaria para salvarse en un laberinto, aún así pueden saltarse un pasillo por lo menos, y eso me gusta porque me gusta cuando atraviesan las paredes. Por eso tengo rabia.
Y ahí estábamos los dos juntos a ratos. Yo con los ojos cerrados imaginando que la ventana no era una ventana, sino hilo dorado amarrado a la entrada, no era hilo dorado sino cuerdas de piano, no era cuerdas de piano, sino letras, sino luz. Luz dorada y tibia entrando rápidamente, luz apuñalando lo oscuro, luz cercenando las paredes, luz que llega al centro y me descubre. Me rescata. Pero Luego esta luz también me parte, y me mata. Pero muero descubierta, abierta, manifiesta, comprendida y escarlata.
Lulú triunfa en Hollywood10:01 p. m.
8 galletitas