¿Y si le digo que se cocinar, pero el problema es que no tengo el tiempo para hacerlo? a lo mejor así se quedaría un momento más… no, si es en serio, aprendí hace unos años.
Bueno, también podría servirle mi increíble habilidad a la hora de bordar finas prendas para el hogar, a los hombres como usted le gustan esas cosas. Tampoco. Nos estamos complicando un poquito. Mi tía Gertrudis me hizo una lista de lo que debía decir… espérame, está por aquí en mi bolsillo… oh, mire, un gatito abortado. Sosténgalo un momento por favor… ¡listo! Aquí esta. Escuche.

Señor O’Donague, todos mis respetos para usted. Quiero agradecerle por tan amena velada. Al mismo tiempo desearía invitarlo a visitar nuestro hogar más a menudo para que sea testigo de mis múltiples habilidades y dones que le demostrarán que ya soy una mujer madura y digna para aceptar su propuesta de matrimonio. Siéntase como en su casa, y por favor, llámeme Amy.

Eso era lo que intentaba decir desde el principio, pero no encontraba las palabras. Son las palabras las que me encuentran a mí, como podrá notarlo. Algunas veces son los fantasmas quienes me dicen cosas… ¡Señor O’Donague! No se vaya aún, antes de que mi tía lo vea. Por favor, recíbame otra galletita. Las preparé yo misma, son mi especialidad. ¡Pero Señor! Se lo ruego, no se marche. Ni siquiera ha terminado su té.

¿O el problema es que ya no soy una niña? Es eso, lo sé. Mire, ahora tengo curvas… no como la hija menor de los señores Arlet. ¿Los pelos le incomodan? No se preocupe, que para eso hay solución. Míreme a los ojos… hombre sucio, ¿no soy tan pura como usted quisiera?.
Nadie me quiere, todos me odian porque me comí un gusanito: le corté la cabeza, ¡le chupe lo de adentro! ¡ay, que rico el gusanito!.
Y mi problema es exactamente ese, que el gusanito me quedó gustando.
El problema siempre es el gusanito. Si se lo come ella a la fuerza, usted se fascina. Pero como a mí me gusta, se espanta. A usted le gusta ver el miedo en sus ojos y repudia mi deseo. Márchese entonces, aleje su repugnancia de mis sillones. Apuesto a que ni siquiera quería ver bajo mi vestido. ¿Quiere conocer a mi prima? Tiene 7 años y sabe cantar. Es el hombre más Asqueroso que he conocido en toda mi vida. Y se quedará solo, se lo aseguro. Y cuando lo encontremos colgado de las vigas del techo me reiré tan fuerte que incluso me escuchará después de muerto. Lo enviaré a la cárcel, púdrase lentamente, imagine a las niñas detrás de los barrotes y confórmese con las patadas del guardia. Su cerebro está todo agujereado, puedo apostar eso. Se le sale por los poros cuando suda.
Usted sufrirá, tómelo por sentado. Ahora por favor, me disculpará, pero tengo asuntos más serios por resolver. Y no olvide limpiar el vómito de la alfombra antes de que llegue mi tía.