Se me congelan las manos cada vez que me meto a la tina.
Los pajaritos cuelgan del techo de la cocina.
Una mariposa borracha choca contra la ventana del comedor.
Y llegan sus familiares y me acusan de negligencia.
Se me meten en mi nariz, las muy perras, y revolotean en mi cerebro como si fuese gelatina.
¿Si la otra se emborracha ahora la culpa es mía?
Yo soy la resurrección, revivo la carne de los muertos y me la como con papas.
Yo soy la resurrección, revivo la sangre de los muertos y me la tomo en copa de plata.
Ámense los unos a los otros y luego dense todos juntos en el patio trasero, como si fuese la última vez en sus vidas.
Amén